Abraham Maslow estudió la motivación humana (1943) y la puso en relación con las necesidades y deseos que tienen las personas. Maslow agrupa las necesidades en cinco categorías representadas jerárquicamente en forma de pirámide. La idea principal es que los individuos deben satisfacer sus necesidades básicas (en la base de la pirámide) para sentir necesidades o deseos más elevados.

La familia empresaria que vela  por el bienestar de todos sus miembros debe conocer en qué escalón, es decir, qué motivaciones tiene cada uno de ellos con el objetivo de alinear los intereses en pos del propósito familiar, y para ello la pirámide de Maslow puede ser útil.

Indudablemente las necesidades y los deseos tienen cierta correlación con la edad, y por ello, nos parece interesante conjugar la propuesta de Maslow con las etapas de la vida que definió Levinson (1986). Tenemos que tener en cuenta que la familia crece, las personas evolucionan y las necesidades aumentan.

El crecimiento y la evolución de las personas nos coloca en un escenario de dinámicas en constante cambio que hacen muy compleja la gestión del capital humano.

La convivencia multigeneracional significa conocer las motivaciones de cada miembro, alinear sus intereses y armonizar sus capacidades. Además tendremos que conocer la idiosincracia de las distintas generaciones según su fecha de nacimiento, ya que las aspiraciones y ambiciones de los millenials no son las de los baby boomers, o generación z et etc

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